Reflexión del Día - Agosto 02 de 2020

Listen to "Ep. 117 | AGO:02:2020 Domingo 18º del Tiempo Ordinario" on Spreaker.
Primera Lectura:

Del libro de Isaías 55, 1-3

Esto dice el Señor: “Todos los que tienen sed, vengan a sacar agua, vengan los que no tienen dinero. Lleven trigo de balde y coman, lleven vino y leche sin pagar nada. ¿Para qué gastar dinero en lo que no alimenta, el sueldo en lo que no deja satisfecho? Óiganme atentamente, y comerán bien, se deleitarán con comidas sustanciosas. Presten oído, vengan a mí; escuchen para que tengan vida. Yo haré con ustedes una alianza eterna, les cumpliré las promesas que por amor hice a David”.
Palabra del Señor.
Salmo Responsorial: Salmo 144

R/. Abre tú la mano, Señor, y nos sacias.

  • El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
  • Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo; abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente. R/.
  • El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.


♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 14, 13-21 ♰

Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se retiró en barca a un lugar despoblado y solitario. Cuando la gente se dio cuenta, lo siguió a pie desde los pueblos. Al desembarcar Jesús y ver toda esa multitud, sintió compasión por ellos y curó a los que estaban enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos y le dijeron: “El lugar es despoblado y ya es tarde. Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y compren de comer”. Pero Jesús les dijo: “No hace falta que se vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos contestaron: “Pero no tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Él les dijo: “Tráiganmelos aquí”. Entonces mandó que la gente se sentara en la hierba y tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, bendijo los panes, los partió y se los dio a los discípulos, y ellos se los dieron a la gente. Y todos comieron y quedaron satisfechos. Después recogieron lo que sobró: doce canastos llenos. Habían comido unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres ni a los niños.
Palabra del Señor.

Reflexión

En este evangelio, el Señor posa la mirada tierna, la mirada cariñosa sobre nuestras vidas. Este evangelio nos narra un momento de tiempo durante el día, y aún poco tarde. Había una zona desértica y la gente tenía hambre; y los discípulos solamente tenían cinco panes y dos peces. Y Jesús sabía lo que estaba haciendo. Cuando uno mira la presencia de Jesús es el amor de Dios entre nosotros, y ese amor no tiene límites, no tiene imposibles. Porque el amor es milagro y aquí nace esa gran misión para los apóstoles; y resuena con una firmeza, con una fuerza: “Denles ustedes de comer”. Y si miramos la humanidad, el Mundo sigue teniendo hambre como aquella multitud, sigue teniendo hambre y sed de Dios. Y esa mirada de Jesús se posa en nosotros invitándonos a esta desafiante misión de darles de comer a los que tienen hambre de escuchar la palabra de Dios, a los que tienen hambre de paz, de perdón, de pan, de dignidad, de esperanza, de amor. Dios es el alimento que el hombre busca. No nos detengamos ni preocupemos por lo poco que aparentemente tenemos, porque aquí el alimento que debemos dar son nuestros talentos, son nuestros brazos, nuestros oídos, es el tiempo. Y todo ello se nos fue dado por Dios y, como todo lo que viene de Dios, pues siempre es grande. Elevemos hoy nuestras manos, nuestra vida, nuestros cinco panes y nuestros pescados para que el Señor haga su obra, para que el Señor sacie el hambre que hay a nuestro alrededor. Que María Santísima nos ayude a levantar nuestras manos, para darlo y también para recibirlo. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. Un abrazo, feliz día.
Padre Manuel Penagos
Publicado el 1 Ago, 2020
¡Meditemos!
Agradezco que estés aquí porque
este proyecto no sería nada sin ti.

Padre Manuel Penagos

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