♰ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 5, 43-48 ♰
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, y recen por los que los persiguen. Así serán hijos de su Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Toda la Escritura es una llamada a la santidad y a la plenitud de la caridad, y explícitamente el Evangelio de hoy lo dice: -sean perfectos como el Padre es perfecto-. A nosotros, a cada uno en particular, a los vecinos, a los compañeros de trabajo, a todas las personas que caminan por la calle, a mí, el Señor está nos está diciendo: “se perfecto” y nos da las gracias convenientes; oye, no es un consejo del Maestro, sino que es un mandamiento. Todos nosotros, los mismos que pertenecemos a la Iglesia, consagrados o no, estamos llamados a la santidad porque esta es la voluntad de Dios. Tú mismo, en el estado en que estés, estás llamado a la perfección, a la santidad, al amor; el amor se pone al alcance del niño, del enfermo, de aquel que lleva meses en la cama del hospital, de un empresario, de un médico que apenas tiene un minuto libre; la santidad es cuestión de amor, de empeño por llegar hasta el Señor.
Esto es, un nuevo dinamismo de la vida, con las alegrías, con los trabajos, con los sinsabores que lleva esta vida, estamos llamados a combatir el conformismo, la tibieza, el aburguesamiento. Estamos llamados a ser héroes, no es sucesos extraordinarios, sino en las pequeñas cosas de todos los días. El Señor llama en su seguimiento sin distinción, absolutamente de nada, ni de estado, ni de raza, ni de condiciones: “sé perfecto”, es lo único que nos dice, y “miren al Padre como Él es perfecto”. Le pedimos a la Santísima Virgen María que nos ayude, que nos de la oportunidad para que tengamos un efectivo afán de santidad en las circunstancias en las que ahora nos encontramos.
No esperemos un tiempo más oportuno que el que estamos viviendo. Este es un momento oportuno, propicio para amar a Dios con todo el corazón, con todo el ser. María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Feliz día.